COMUNICADO DE PRENSA
No. 129 / JULIO 26, 2010
“THE SQUID & THE WHALE” CINTA INTIMISTA SOBRE EL DIVORCIO
- UNA FAMILIA DESFRAGMENTADA, EN BUSCA DE SÍ MISMA
- RODADA CON EL TOQUE PERSONAL DE NOAH BAUMBACH
COZUMEL, Q. ROO.- La Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo (FPMCQROO), en coordinación con “Hazme Sentir Collective”, presentará “The Squid & The Whale”, película con la que finaliza el ciclo denominado “Director’s Cut Vol. VII: Anderson & Baumbach. Tristes, no Hipsters”, del Cine de Autor.
La cita es el próximo martes 27, en el auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, a las 19:00 horas. La entrada será libre.
Ambientada en Brooklyn, en 1986, “The Squid & The Whale” (“Una historia de Brooklyn”) refleja con extraordinaria cercanía la vida diaria de la familia Berkman. Bernard (Jeff Daniels), anteriormente novelista de éxito, y su esposa Joan (Laura Linney), una prometedora escritora, se separan. Sus dos hijos: Walt (Jesse Eisenberg), de 16 años, y Frank (Owen Kline), de 12, tienen que lidiar con un sinfín de sentimientos confusos y contradictorios.
La experiencia supone un paso a la madurez, tierno y divertido; un paso para Walt, conmovedor, y para Frank, tortuosamente prematuro. Las tensiones emocionales y las presiones que afloran durante este difícil período que viven los Berkman son retratadas con una sutileza extraordinaria, y con un gran abanico de matices. Una película que presenta la realidad de una familia en fase de transición, misma que está aprendiendo a reencontrarse a sí misma.
Noah Baumbach – director y escritor del guión – ha elegido una historia inspirada e influenciada por su infancia en Brooklyn, Nueva York. En un principio, pensó en escribir sobre dos hermanos de unos 30 años, quienes se enfrentan – con carácter retroactivo – al divorcio de sus padres, pero el guión tomó forma, cuando empezó a pensar en la historia desde la perspectiva de una persona más joven.
En su momento, el autor expresó que “fue un cambio significativo para mí y me sentí liberado en muchos aspectos; me permitió, conectar de una forma más directa. “Luego, empecé a escribirlo desde el punto de vista de los padres. De repente, se había convertido en una película sobre la familia”, explicó.
El reparto, encabezado por Jeff Daniels y Laura Linney, explora una época memorable de los años 80’s, en la que los matrimonios se resentían por un cambio de los valores, de los deseos personales y de las expectativas laborales.
Cuando comenzó el rodaje en el verano de 2004, Baumbach regresó a sus raíces y rodó entre las casas de piedra – de finales de siglo – del barrio de Park Slope, donde se crió en los 80’s. “Aunque es verdad que me crié en Brooklyn y que mis padres se divorciaron, gran parte de la película es pura ficción. Lo que es real, es el sentimiento… Los sentimientos son muy reales”, puntualizó.
“Quizá, el mayor desafío del rodaje era tener que hacerlo en sólo veintitrés días”, abundó el cineasta.
Es una película corta en cuanto a duración (81 minutos), pero llena de emociones. Baumbach finaliza: “Normalmente hay momentos en una película – momentos de transición como el amanecer o el atardecer en una ciudad – en los que los espectadores creen que tienen un segundo para hablar. Son momentos para tomar aliento. Yo no quería nada de eso. La película no da tregua y al final te deja con una sensación de ahogo. Quiero que deje al espectador sin aliento”, finalizó.
La cita es el próximo martes 27, en el auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, a las 19:00 horas. La entrada será libre.
Ambientada en Brooklyn, en 1986, “The Squid & The Whale” (“Una historia de Brooklyn”) refleja con extraordinaria cercanía la vida diaria de la familia Berkman. Bernard (Jeff Daniels), anteriormente novelista de éxito, y su esposa Joan (Laura Linney), una prometedora escritora, se separan. Sus dos hijos: Walt (Jesse Eisenberg), de 16 años, y Frank (Owen Kline), de 12, tienen que lidiar con un sinfín de sentimientos confusos y contradictorios.
La experiencia supone un paso a la madurez, tierno y divertido; un paso para Walt, conmovedor, y para Frank, tortuosamente prematuro. Las tensiones emocionales y las presiones que afloran durante este difícil período que viven los Berkman son retratadas con una sutileza extraordinaria, y con un gran abanico de matices. Una película que presenta la realidad de una familia en fase de transición, misma que está aprendiendo a reencontrarse a sí misma.
Noah Baumbach – director y escritor del guión – ha elegido una historia inspirada e influenciada por su infancia en Brooklyn, Nueva York. En un principio, pensó en escribir sobre dos hermanos de unos 30 años, quienes se enfrentan – con carácter retroactivo – al divorcio de sus padres, pero el guión tomó forma, cuando empezó a pensar en la historia desde la perspectiva de una persona más joven.
En su momento, el autor expresó que “fue un cambio significativo para mí y me sentí liberado en muchos aspectos; me permitió, conectar de una forma más directa. “Luego, empecé a escribirlo desde el punto de vista de los padres. De repente, se había convertido en una película sobre la familia”, explicó.
El reparto, encabezado por Jeff Daniels y Laura Linney, explora una época memorable de los años 80’s, en la que los matrimonios se resentían por un cambio de los valores, de los deseos personales y de las expectativas laborales.
Cuando comenzó el rodaje en el verano de 2004, Baumbach regresó a sus raíces y rodó entre las casas de piedra – de finales de siglo – del barrio de Park Slope, donde se crió en los 80’s. “Aunque es verdad que me crié en Brooklyn y que mis padres se divorciaron, gran parte de la película es pura ficción. Lo que es real, es el sentimiento… Los sentimientos son muy reales”, puntualizó.
“Quizá, el mayor desafío del rodaje era tener que hacerlo en sólo veintitrés días”, abundó el cineasta.
Es una película corta en cuanto a duración (81 minutos), pero llena de emociones. Baumbach finaliza: “Normalmente hay momentos en una película – momentos de transición como el amanecer o el atardecer en una ciudad – en los que los espectadores creen que tienen un segundo para hablar. Son momentos para tomar aliento. Yo no quería nada de eso. La película no da tregua y al final te deja con una sensación de ahogo. Quiero que deje al espectador sin aliento”, finalizó.
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