COMUNICADO DE PRENSA
No. 157 / AGOSTO 27, 2009
EL PINTOR NACHO HERNÁNDEZ OFRECIÓ UNA MUESTRA DE SU TÉCNICA
- A LOS ARTISTAS LOCALES Y ALUMNOS DE BACHILLERES
- LAS DOS SESIONES PROGRAMADAS SE CONVIRTIERON EN UNA
COZUMEL, Q. ROO.- El auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla fue el recinto elegido por el reconocido pintor Nacho Hernández, para compartir con quienes se interesen en la pintura, algunas de las técnicas que ha utilizado en sus 40 años de trayectoria y que, definitivamente, dan el sello característico a sus obras.
Lo anterior, en dos clases programadas a las 18:00 y 20:00 horas, dedicadas a públicos distintos.
A partir del interés de los asistentes a la inauguración conjunta de exposiciones llevada a cabo el viernes 21 pasado en el propio espacio museográfico, la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo, (FPMCQROO), emitió una invitación a los artistas locales y al público en general, para conocer la técnica de trabajo del maestro Nacho Hernández.
Fue el propio artista quien, de manera pública en la inauguración de su exposición, ofreció compartir su experiencia y tiempo, con quienes estuvieran interesados. El responsable del Grupo de Artes Plásticas del Colegio de Bachilleres, Wilbert Tun López, tomando la palabra del colorista, inscribió – a través del Museo de la Isla – a sus alumnos a esta invaluable oportunidad.
A las 18:00 horas, Nacho Hernández ya tenía preparado su bastidor con un lienzo en blanco y sus pinturas. Después de algunos minutos de interacción con el público puntual, procedió a realizar “una mancha”, según el argot pictórico, utilizando óleo y espátulas para tal fin. Concentrado, solicitó comprensión para realizar su tarea.
“Ya después, contestaré todas las preguntas y dudas que tengan. Cuando vivía con mi mujer, ni siquiera iba a comer cuando trabajaba, por la razón de que realizar la base del cuadro en una sola sesión, es el mayor secreto del sello de mis obras”, informó el maestro.
“Así se da un efecto sin capas, donde los colores están integrados en una sola pieza. Y aunque el cuadro mida cuatro metros y me lleve 24 horas terminar la ‘mancha’, lo realizo de una sola vez. Es cosa de resistencia.”, afirmó.
Terminada la base, Nacho Hernández procedió a saciar la curiosidad de los 12 artistas con trayectoria y, posteriormente, la de los más de 40 alumnos de nivel medio superior porque debido al interés y respeto a la vida y obra del maestro, las dos sesiones se convirtieron en una sola porque el público asistente – artistas locales – de la primera no se movió de su lugar, y presenció la plática y video programados para el grupo de la siguiente sesión.
En la serie de preguntas y respuestas, exhortó a perder el miedo de cuidar el uso de pinturas caras. “No hay que tenerle amor al dinero, sino al resultado”. Hizo hincapié en el uso de espátulas en lugar de pinceles, pues da un efecto diferente y se logran hacer trazos rectos y finos que sólo da dicha herramienta.
El pintor amenizó la cátedra con experiencias vividas en el extranjero, en donde se ha enfrentado al hambre, a la sabiduría de grandes maestros y a la certeza de que “sí existe Dios para los pintores”, pues en situaciones críticas sus obras se vendían, de manera fortuita. Dijo que “ésta es la primera vez que pinto frente a alguien, pero no tengo miedo de que me copien porque pueden imitar los trazos, pero no el sentimiento que plasmo cuando hago mi trabajo; lo de adentro, no se copia”.
Finalmente, Nacho Hernández aconsejó al público tener cuidado con la toxicidad de las pinturas y tratar de pintar en lugares muy ventilados; así como de ser fiel a la vocación, aunque no se vendan los cuadros. “Éramos siete en mi generación y soy el único que sobrevive, y se mantiene de la pintura. No es fácil, pero es un orgullo”, puntualizó.
Lo anterior, en dos clases programadas a las 18:00 y 20:00 horas, dedicadas a públicos distintos.
A partir del interés de los asistentes a la inauguración conjunta de exposiciones llevada a cabo el viernes 21 pasado en el propio espacio museográfico, la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo, (FPMCQROO), emitió una invitación a los artistas locales y al público en general, para conocer la técnica de trabajo del maestro Nacho Hernández.
Fue el propio artista quien, de manera pública en la inauguración de su exposición, ofreció compartir su experiencia y tiempo, con quienes estuvieran interesados. El responsable del Grupo de Artes Plásticas del Colegio de Bachilleres, Wilbert Tun López, tomando la palabra del colorista, inscribió – a través del Museo de la Isla – a sus alumnos a esta invaluable oportunidad.
A las 18:00 horas, Nacho Hernández ya tenía preparado su bastidor con un lienzo en blanco y sus pinturas. Después de algunos minutos de interacción con el público puntual, procedió a realizar “una mancha”, según el argot pictórico, utilizando óleo y espátulas para tal fin. Concentrado, solicitó comprensión para realizar su tarea.
“Ya después, contestaré todas las preguntas y dudas que tengan. Cuando vivía con mi mujer, ni siquiera iba a comer cuando trabajaba, por la razón de que realizar la base del cuadro en una sola sesión, es el mayor secreto del sello de mis obras”, informó el maestro.
“Así se da un efecto sin capas, donde los colores están integrados en una sola pieza. Y aunque el cuadro mida cuatro metros y me lleve 24 horas terminar la ‘mancha’, lo realizo de una sola vez. Es cosa de resistencia.”, afirmó.
Terminada la base, Nacho Hernández procedió a saciar la curiosidad de los 12 artistas con trayectoria y, posteriormente, la de los más de 40 alumnos de nivel medio superior porque debido al interés y respeto a la vida y obra del maestro, las dos sesiones se convirtieron en una sola porque el público asistente – artistas locales – de la primera no se movió de su lugar, y presenció la plática y video programados para el grupo de la siguiente sesión.
En la serie de preguntas y respuestas, exhortó a perder el miedo de cuidar el uso de pinturas caras. “No hay que tenerle amor al dinero, sino al resultado”. Hizo hincapié en el uso de espátulas en lugar de pinceles, pues da un efecto diferente y se logran hacer trazos rectos y finos que sólo da dicha herramienta.
El pintor amenizó la cátedra con experiencias vividas en el extranjero, en donde se ha enfrentado al hambre, a la sabiduría de grandes maestros y a la certeza de que “sí existe Dios para los pintores”, pues en situaciones críticas sus obras se vendían, de manera fortuita. Dijo que “ésta es la primera vez que pinto frente a alguien, pero no tengo miedo de que me copien porque pueden imitar los trazos, pero no el sentimiento que plasmo cuando hago mi trabajo; lo de adentro, no se copia”.
Finalmente, Nacho Hernández aconsejó al público tener cuidado con la toxicidad de las pinturas y tratar de pintar en lugares muy ventilados; así como de ser fiel a la vocación, aunque no se vendan los cuadros. “Éramos siete en mi generación y soy el único que sobrevive, y se mantiene de la pintura. No es fácil, pero es un orgullo”, puntualizó.
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