Carrera Guadalupana.

COMUNICADO DE PRENSA
No. 201 / DICIEMBRE 11, 2008

TRABAJADORES DE LA FPMCQROO CUMPLEN, COMO CADA AÑO, CON SU PROMESA A LA VIRGEN DE GUADALUPE

• CELEBRARON EL 477 ANIVERSARIO DE SU APARICIÓN EN EL TEPEYAC
• CON UNA CARRERA DE AMOR Y FE, ALREDEDOR DE LA ISLA DE COZUMEL

COZUMEL, Q. ROO.- Treinta trabajadores de la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo (FPMCQROO), formaron parte de la tradicional carrera para conmemorar, en 2008, el 477 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac. La salida fue en la Iglesia de la Guadalupana, recibiendo la bendición del párroco Eugenio Blanco, L. C., a partir de las 13:00 horas.

Los fieles se reunieron en la sede de la FPMCQROO media hora antes, en donde Mónica Sandoval González, subdirectora de Recursos Humanos, les entregó unas playeras alusivas a la ocasión. Todos, con su asistencia, destacaron la importancia de esta fecha significativa no nada más para el pueblo de México, sino también para las naciones de América Latina.

Al respecto, Mónica Sandoval puntualizó que “la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo, ha formado parte de esta tradición durante aproximadamente 20 años; lo anterior con la fe, el amor y el fervor que demuestran los trabajadores de nuestra institución durante la tradicional carrera”.

Los corredores retornaron al punto de partida, la Iglesia de la Guadalupana, poco antes de las 21:00 horas, cumpliendo como cada año con la “Virgencita Morena”, a quien le agradecieron la oportunidad de vida y trabajo; sin omitir sus oraciones por gozar de salud, sanar a los que están enfermos y de prosperidad.

Cada 12 de diciembre, la celebración se realiza para conmemorar la aparición de la Virgen de Guadalupe en el año de 1531, cuando un indígena llamado Juan Diego iba caminando por el Tepeyac, en donde escuchó una voz que lo llamaba. El indio subió a la cumbre del cerro y cuando llegó vio a la Santísima Virgen María, quien le pidió que se le construyera un templo.

Juan Diego fue directo al palacio del Obispo, Don Fray Juan de Zumárraga, quien no creyó en su palabra hasta el día en que, el indígena, se presentó con flores dentro de su tilma, en donde apareció grabada la imagen de la Virgen de Guadalupe.