COMUNICADO DE PRENSA
No. 165 / SEPTIEMBRE 20, 2010
“MI VIDA DENTRO”, DOCUMENTAL SOBRE MEXICANAS MIGRANTES PRESAS
· RETRATA EL RIGOR DE LA LEY, DE LA INJUSTICIA Y DEL RACISMO
· TODO TRANSCURRE EN LAS CÁRCELES DE ESTADOS UNIDOS
COZUMEL, Q. ROO.- El programa “Cine de Autor”, organizado por la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo (FPMCQROO), en coordinación con la agrupación cultural independiente “Hazme Sentir Collective”, presenta el ciclo denominado “Méjico Máxico: 200 Años de Realidad”. En esta ocasión, se proyectará el documental “Mi Vida Dentro”, el próximo martes 21, en el auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, a las 19:00 horas. La entrada será libre.
“Mi vida Dentro”, originalmente fue un documental sobre mujeres mexicanas presas en Estados Unidos, pero en el camino, la directora – Lucía Gajá – se encontró con el caso de Rosa, actualmente privada de su libertad en Austin, Texas, acusada de asesinar a un niño de dos años de edad, que ella cuidaba.
El colaborador del periódico “El Economista”, Juan Manuel Badillo, dio a conocer (en enero de 2009) que llegar a Rosa – según palabras de la propia directora de la película – y a otras mujeres presas en ese país, fue una empresa casi imposible y, en ocasiones, las autoridades estadounidenses negaban la existencia de mexicanas en sus cárceles.
Juan Badillo dio a conocer que en Estados Unidos, más de 1,600 mujeres mexicanas cumplen largas condenas en sus cárceles y muchas de ellas, por no saber inglés, desconocen la cantidad de años que pasarán encerradas, como lo dice ante la cámara una de las presas entrevistadas: “Yo sabía que me habían dado 20 (años), pero luego ví en un papel que me habían dado 50”.
El documental retrata a estas mujeres, culpables o no, de ser las principales víctimas de racismo, discriminación y violencia en estas prisiones.
Rosa, por ejemplo la tristemente protagonista de “Mi Vida Dentro”, es una mujer originaria de Ecatepec, Estado de México, de 23 años de edad, encerrada en una prisión, donde no tiene derecho a ver a sus familiares, ni a sus dos hijos y tampoco la visita conyugal. Sólo puede hacer una llamada – por cinco minutos – cada seis meses.
En 1997, a los 17 años, migró ilegalmente a Texas. Se casó, tuvo una niña e hizo su vida normalmente durante casi seis años hasta el día que, el pequeño al que cuidaba como niñera, sufrió un accidente. El niño murió asfixiado y, en enero de 2003, Rosa fue encarcelada (embarazada de su segundo hijo), acusada por sospecha de homicidio y maltrato infantil.
El proceso judicial en agosto de 2005, el veredicto, la separación de su familia, la impotencia y el hecho de ser encarcelada en un país extraño, se ven reflejados en el documental.
“Mi Vida Dentro” es una cinta de denuncia y, sobre esos parámetros, cumple su cometido: provocar la indignación entre los espectadores. Como la escena en la que, con la mirada perdida entre los miembros del jurado, la abogada – una mujer rubia, delgada, de ojos claros, de aspecto frágil e inofensivo – le pregunta a un testigo: “¿Usted podría asegurar que pese a ser mexicana, Rosa es una mujer inteligente?”; lo anterior, sin la más mínima inmutación de los presentes por el contenido discriminatorio y racista de la pregunta.
Ninguna película cambia las cosas de la vida, sólo las hace públicas y las pone en la mesa para reflexionar.
“Mi Vida Dentro” es un buen ejemplo de ello.
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