COMUNICADO DE PRENSA
No. 35 / FEBRERO 13, 2009
“AMÉLIE” FINALIZA EL CICLO DE CINE DE AUTOR DE FEBRERO
- EL MARTES 17, A LAS 19:00 HORAS
- EN EL AUDITORIO “LIC. PEDRO JOAQUÍN COLDWELL” DEL MUSEO DE LA ISLA
COZUMEL, Q. ROO.- La Fundación de Parques y Museos de Cozumel, Quintana Roo (FPMCQROO), invita al público, este martes 17, al auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, en donde se proyectará la cinta “Amélie”, del director Jean Pierre Jeunet, en el marco del Ciclo de Cine de Autor del mes de febrero, dedicado a Jeunet y Caro. La entrada es libre.
Amélie no es una chica como las demás. Ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Notre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. Creció y se convirtió en camarera en un bar de Montmartre, cuya propietaria es una antigua jinete circense.
La vida de Amélie es sencilla: le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación. De repente, a sus veintidós años, Amélie descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás. Inventa toda clase de estrategias para intervenir, sin que se den cuenta, en la existencia de varias personas de su entorno. Entre ellas está su portera que pasa los días bebiendo vino de Oporto; Georgette, una estanquera hipocondríaca; o “el hombre de cristal”, un vecino que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Renoir.
Pero lo menos importante de la película es el argumento, ya que pudieran relatarse cada una de las pequeñas historias que componen el relato, y hasta adelantar el final y, con ello, la película no perdería nada de su encanto. Para hacer una comparación, se podría decir que Amélie es al cine convencional lo que la poesía es a la prosa en literatura. Es una película poética y como en la poesía, la verdadera historia transcurre en el corazón de los personajes más que en sus actos. Además, reta al espectador con las metáforas, como la cajita que se transforma en símbolo de la niñez perdida.
La cinta fue nominada al Oscar en diversas categorías y ha recibido numerosos premios, incluido el César por mejor película, director, banda sonora y dirección artística.
Amélie no es una chica como las demás. Ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Notre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. Creció y se convirtió en camarera en un bar de Montmartre, cuya propietaria es una antigua jinete circense.
La vida de Amélie es sencilla: le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación. De repente, a sus veintidós años, Amélie descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás. Inventa toda clase de estrategias para intervenir, sin que se den cuenta, en la existencia de varias personas de su entorno. Entre ellas está su portera que pasa los días bebiendo vino de Oporto; Georgette, una estanquera hipocondríaca; o “el hombre de cristal”, un vecino que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Renoir.
Pero lo menos importante de la película es el argumento, ya que pudieran relatarse cada una de las pequeñas historias que componen el relato, y hasta adelantar el final y, con ello, la película no perdería nada de su encanto. Para hacer una comparación, se podría decir que Amélie es al cine convencional lo que la poesía es a la prosa en literatura. Es una película poética y como en la poesía, la verdadera historia transcurre en el corazón de los personajes más que en sus actos. Además, reta al espectador con las metáforas, como la cajita que se transforma en símbolo de la niñez perdida.
La cinta fue nominada al Oscar en diversas categorías y ha recibido numerosos premios, incluido el César por mejor película, director, banda sonora y dirección artística.
Con una duración de 120 minutos, Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, su título original, y con una mezcla de comedia, ironía e inocencia, los espectadores no podrán menos que disfrutar del sorprendente guión, la ambiciosa realización, la cuidada banda sonora y la muy apropiada fotografía, pues si París es bello, en esta cinta raya casi en lo mítico; sin dejar atrás, la interpretación de un muy bien escogido casting.
La cita es el martes 17 de febrero, a las 19:00 horas en el auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, con entrada libre.
Con motivo de los festejos del carnaval, se suspenderá el Ciclo de Cine de Autor hasta el martes 3 de marzo.
La cita es el martes 17 de febrero, a las 19:00 horas en el auditorio “Lic. Pedro Joaquín Coldwell” del Museo de la Isla, con entrada libre.
Con motivo de los festejos del carnaval, se suspenderá el Ciclo de Cine de Autor hasta el martes 3 de marzo.
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